27 nov 2014

El chico que ríe (parte 1)

Papamio es un chico muy enamoradizo.

Pero no con todos, oh no. No señor. Sólo con aquellos que tienen "la chispa adecuada" diría P-Rococó. Tal es el caso del chico de la sonrisa bonita... llamémosle "el chico que ríe".

Pues "el chico que ríe" es un muchacho sencillo, como pocos. Es un universitario, interés creativo y artístico; por la mañana trabaja medio tiempo y por la tarde asiste a clases. Toma algunas asesorías, pues aunque le gusta su carrera, reconoce que no es muy bueno en algunas materias.  Tiene un perrito coquetón - casi tan bonito como él - con quien juega seguido. Le gusta correr, ha participado en algunas competencias, no de rapidez, sino de duración. Pero sobretodas las cosas, el chico que ríe es un sujeto sumamente atractivo, de rostro lindo y hermoso; ojo negro y bonito; pelo oscuro, blanco de piel.

Pero su sonrisa... su sonria.  No les mentiré, cuando lo vi, mi mundo se revolvió, se retorció y giró su centro de atención hacia él (cosa que pasa solo cuando hay chicos pispiretos que tienen la magia de enamorarnos).

"¿Y cómo es qué sabes tanto de él, Papamio?" Ah pues muy sencillo, queridos lector.  Pues por el don y habilidad de la seducción y del "acosamiento".

No, no me malinterpreten, que no ha habido faltas al respeto ni actitudes maleducadas, todo ha sido coquetamente calculado.

La historia es la siguiente.

Una noche de copas, su amigo Papamio quiso salir a uno de los bares y antros más joteriles de la ciudad. Se puso de acuerdo con un par de amigos, a quienes les va el rollo. El plan era sencillo, salir "a ver qué".  A ver qué sale, a ver qué se liga, a ver quién coge. Casual, casual.

Ya en el antro, todo como siempre. Música jotera poco novedosa, jotillas locas, jotillos malvibrosos, jotas guapas, jotos sangrones y lesbianas poderosas.  Pero en una de las mesas, un viejo conocido de Papamio estaba ahí.  Ese viejo conocido de muy buen cuerpo (resultado de ser hijo de mami, 6 meses sin trabajo y todo el día en gym)  había sido expareja de uno de los mejores amigos de Papamio. El caso es que esa jotilla - que finge ser activa y masculina, pero no descuida oportunidad para llamarte "rubia" o "pelirroja" - estaba ambientada y me invitó a sentarme un rato con él y sus amigos.

En eso, mientras estaba en su mesa, lo ví.

Caminando cerca de ahí, el chico que ríe, estaba, desde luego, riendo. Por unos segundos, nada más en el mundo importó, todo era él, todo giraba en torno a él y de su sonrisa. Mi corazón latió, mi ansia se desató e incluso sentí cómo mi sonrisa crecía y quería reflejar la alegría que él irradiaba.

El chico que ríe no tiene igual. En ese momento, de haberme visto o haberme hablado, le hubiera dicho que con él se llegaba al absoluto, que con él podía mandar al mismo diablo todo lo que nos rodeaba, si me hubiera pedido lo que fuera, yo se lo hubiera cumplido. Nada me hubiera impedido amarlo de esa vez y para siempre.

Pero no fue así.

El chico que ríe, siguió su camino. Estaba distraido como para poner atención a la mesa que yo compartía. La jotilla de mi lado me sacó del éxtasis contemplativo.

"¡Eh pelirroja! Vamos por otra cheve" y yo, reí. Claro, claro que vamos por otra. Pero por otra vida en donde yo esté con el chico que ríe y no contigo. 

La mesera nos trajo una tina, yo seguí ahí con mi amigo jotilla, pues desde su mesa podía buscar más fácil al chico que ríe, contrario a la mesa que mis otros amigos habían escogido, que estaba en un rincón, pues para ellos, la noche era solo para comadrear, pendejar y beber... mientras que para mi la noche se había convertido en la búsqueda de la felicidad que solo se puede tener si consigues que el sujeto de adoración te note y seas parte de él, de su atención, de su mundo, auqnue sea por unos minutos.

El chico que ríe no estaba a la vista. No supe a dónde se había ido, y con él, el robo de mi corazón. (¿Por que no tomas, el robo que robaste?) Decidí pues regresar con mis amigos, pretendiendo que nada había pasado, que nadie había llegado a mi vida y se había marchado llevándose consigo toda mi alegría.

Noche cómica, noche agusto. Mucha cervecita y mucha vibra buena. Hasta que dije "bueno.... y qué habrá pasado con el chico que ríe... ¿a dónde se habrá metido?"

Ay papamio! que no has aprendido, sabes que la vida es una chica traicionera, una vieja arpia que aveces da alegría y aveces la quita.

Y sí.

Ahí estaba, el chico que ríe besándose con la Jotilla Rubia/Pelirroja.

...

Maldita sea.






No hay comentarios: