6 abr 2015

Qué sabes tú de la vida...

Así me lo dijo un sujeto: ¡Qué sabes tú de la vida Papamio, si nunca has sido asaltado por una vestida!

Y en efecto, yo nunca he sido asaltado por una, aunque si he sido agredido.

La verdad es que con las vestidas, uno no sabe ni qué onda. Dicen unos que son chidas, que son "todo un personaje teatral" porque quien más que ellas se atreve a andar por la vida así. Otros dicen que son agresivas,  de mala calaña y muy hostiles. Unos más, las ven con repudio y complejidad, pues difíciles como ellas solas.

Mi experiencia con ellas ha sido breve, sin embargo, debo admitir que a mi parecer las pocas que he conocido gozan de hostilidad, honestidad tajante y mamonería 'chingaquedito'.

El sujeto de la historia, el dientes chuecos, me relató su anécdota una noche primaveral cuando se encontraba en estado etílicamente inconveniente. Él, siendo un macho heterosexual, que se las da de muy cabronsito y muy 'entrale a los chingazos', le gusta lucir sus aventuras. Sin embargo, por su estilo fantoche y "todas las puedo", nadie se las cree.

En esa fiesta, él llegó en compañía de mi amigo (el hetero UberBear), ya cuando estaba borracho. Bromeamos sobre algunas ocasiones en que bebimos más de la cuenta y el dientes chueco tuvo que intervenir. Siendo mucho mayor que nosotros nos tachó de "chavos", porque no sabíamos de la vida, para entonces contar su historia.

Resulta que, una noche que se había peleado con su novia y habían terminado la relación, él se fue a beber desde temprano. Ya en la noche, entrando a un bar de mala muerte, se dijo que él era muy hombre como para llorar por una mujer, así que tenía que comprobar su machismo seduciendo a alguna chica del bar. Confiando en que su actitud y coquetería lo era todo (lo cual, joven lector no lo es), miraba de reojo a una señorita. A su saber, era una mujer de unos 30 y pico, casi 40, de cabello rubio teñido, alto tacón y ligeramente morenita. Ella lo miraba, y sonreía, el dientes chuecos pensó "de aquí soy".

Pronto y presuroso se acercó a ella, empezó la plática y ambos acordaron, sin más que unos minutos de conocerse, a ir allá atrás del bar para unos besos coquetos con su respectiva mamada.

Al salir, dice el dientes chuecos, que ya con la luz de la farola, la mujer no se veía tan mujer, sino con facciones un poco más toscas, el pelo más amarillento y la tez morena oscura. Sin embargo, él siendo fiel a sus tácticas de galán, y como macho mexicano dice "no es joto si yo no la pruebo. No es joto si solo es una mamada".

Así se aventuró. La mujer-que-no-es-mujer, le tocó la entrepierna y comenzó a tocarlo, pidiendole que cerrara los ojos por aquello del disfrute mayor. Así lo hizo.

BAM

El dientes chuecos cayó. Una herida en su sien izquierda (de la cual me enseñó cicatriz). Al parecer, cuando el dientes chuecos cerró los ojos en espera de la tan ansiosa mamada, la mamada que le haría olvidar a su novia, la mamada, primera, que le haría una vestida, en ese mismo momento, la vestida aprovechó para quitarse el tacón de aguja y con él, descalabrarloy tirarlo. Ya en el suelo, la vestida le quitó su celular y su cartera.

Pues sí... qué sabes tú de la vida si nunca te ha asaltado una vestida.