17 dic 2014

"Matando" el tiempo.

Papamio es un chico muy intrépido, lindo y en ocasiones,  ingenuo.  Basta una mirada coqueta, unos tratos amables y dignos para hacerle revolotear el corazón (y la hormona).

Eso sucedió una noche de copas en que Papamio estaba pisando terrenos peligrosos; terrenos homicidas.

No, no me malentienda lector. No se trata de que Papamio haya cometido una falta de ese tamaño, no. Pero sí lo hizo el sujeto de deseo en esa noche de verano.

La historia es sencilla.

Yo era un muchacho closetero, pocos sabían qué onda conmigo, pero con la emoción que uno experimenta de "a lo mejor él es gay, a lo mejor aquel también", yo estaba muy inquieto, pues quería hacer a todos de mi condición.

Así pasó con el WeroButt, un chico muy intenso, animado y "fiestero", que atraía no solo por su sonrisa y energía, sino porque le gustaba utilizar un short de cuadros que levantaba y exhibía su hermoso trasero.

El WeroButt, era asiduo a  invitarme a salir a beber. De cierta forma, él me admiraba, pues en el grupo que nos conocimos la gente me respetaba mucho por mis habilidades y por saber cómo solucionar o resolver los retos que teníamos; además de que gozaba (como hasta ahora) de defenderme en las borracheras, bebiendo y buenvibrando.

Él no sabía que yo le admiraba su trasero. De hecho, no sabía que durante meses mi amistad con él se basaba en preguntarme si era o no gay, y aprovechar cualquier roce para erizar mi piel. Hubo una ocasión donde él, haciendo el juego, quiso "hacerme bolita" (subirse todos sobre alguien con el fin de 'aplastarlo') y yo aproveché para tocar cuanto pude.


En fin. Ocurrió cierta noche que yo estaba en una fiesta con los del grupo, las copas se me subieron y el WeroButt nos dijo que se retiraba que iba a otro compromiso. Los del grupo le reclamaron (yo también, pues secretamente deseaba que se emborrachara para preguntarle si era gay o no), pero él insistió que tenía que irse. Sin embargo, antes de retirarse me invitó a ir a su compromiso.

Me emocioné. Pensé que era la oportunidad de intimar con él, o en su defecto, conocer a otros chicos de trasero genial. Acepté.

Manejé a la dirección que me dio, fiesta de cumpleaños de algún amigo.
LLegué, y vi al WeroButt hablando con otros tres jóvenes; dos de ellos morenazos buena onda y el que se robó mi corazón... El  "DS".


Le llamaré DS para incrementar el suspenso, al final revelaré su nombre.

La fiesta fue agradable, eramos pocos, casi todos los invitados se habían retirado y los cuantos que quedamos estabamos bien entrados en la copa o ya muy borrachos.

En la plática con los 2 chavos, el WeroButt y el DS, me comporté alegremente, mucha plática y brindis... pero el DS me miraba, me sonreía.  Sabia que no era por interés gay, eso lo sentía en mi gaydar, pero si me emocionaba.

Pensé "creo que el WeroButt le habló de mi, por eso se muestra feliz conmigo".

DS me dijo que no era de la ciudad, que estaba de vacaciones por un rato, pensando qué hacer de su vida. Yo bromee, dije algo como "ah pues que bueno que mates el tiempo en algo productivo",  señalando las cervezas e invitándole un trago más. En eso noté que hubo un silencio incómodo, seguido por risas alocadas del WeroButt y sus amigos. No le di más importancia.

Entré al baño. Nosotros bebiamos fuera de la casa del festejado (la cual era una casa pacticamente sin muebles, pues la rentaban y estaba desocupada), así que el escenario dentro, era un par de mesas de bebidas y un sillón donde yacían unas mujeres ebrias, pero guapas. "Las novias de los chavos" pensé. Tras salir del baño me topé al DS, quien también iba al sanitario. Me sonrió de nuevo. En ese momento, supe que ya el WeroButt pasaba a segundo plano, mi corazón era de él, de ese chico guapo y sonriente, que no descuidaba oportunidad en portarse lindo conmigo.

Había algo oculto en él.  Era lindo, si, guapo. Piel blanquita, pelo negruzco pero con la luz fácil podía ser rubio, algo de barbita incipiente, rasgos sumamente atractivos, ligeramente fornido, con una carita de "inocente" que parecía decir "te amaré por siempre Papamio"  y su mirada... sí, eso debía ser; su mirada me enamoró.

Era algo triste, algo anhelante, ojos hermosos avellanados, pero más aún su mirada, que parecía haber visto tiempos mejores, que sabía que había algo mal en el mundo y que solo quería que alguien lo entendiera, consoloara y le dedicara el tiempo necesario para amar y ser amado.

En un par de palabras: "estaba roto".

Ay Papamio que te gustan los hombres "dañados", no puedes ser feliz con un muchacho tranquilo y de buenos modos, noooo... tienes que ir ahí donde abunda el drama, nostalgia y soledad.


Salí a beber con los demás, mientras pensaba en el DS y su hermosura.

Pasaron un par de detalles más, el DS iba por más cerveza sin descuidar sus buenos modos al preguntarme "¿te traigo otra Papamio? Con confianza"  y su sonrisita linda amorosa.

Cuando él no estaba, había sacado disimuladamente el tema al WeroButt sobre las chicas en el sillón, preguntando si eran novias de ellos... o del DS. A lo cual el Wero contestó tajantemente "No, DS no tiene novia". 

"¡AJÁ! Ya chingué" Pensé. Haría todos mis esfuerzos, para intimar con él... finalmente me sonríe y se porta lindo... debe ser por algo.


No es que yo estuviera equivocado, sino que lo malinterpreté. Sí, estaba roto, pero no porque no tuviera un chico gay como Papamio... sino porque estaba en proceso judicial.


Comenté al WeroButt y al DS en broma, en calor de copas que "ay DS eres bien chido... pero me pareces conocido, seguro que no eres de la ciudad?"

Pues para respuesta, mi cara en el suelo. WeroButt me dice "jaja ay papamio, ¿es que no lo reconoces? Es Dieguito... Dieguito Santoy Riverol".


Así es. Como lo lee. Papamio se desvivió fugazmente de un "presunto asesino", del presunto asesino que mató a hermanos de su exnovia, por supuestos dramas amorosos con la ex novia y su suegra y qué se yo.


Al parecer, el DS estaba en "libertad condiconal" mientras se investigaba su caso  y se le dictaba o no prisión, pero al ser amigo de uno de los chicos de la fiesta, estaba ahí, esperando, pensando, y claro... enamorando a un Papamio ingenuo, pero bien intencionado.



Vean su foto en internet... seguro lo reconocen y seguro, también se les hará guapetón.




3 dic 2014

Villi-Villegas el chico para ti

Existe un chico de buenos veres y buenos queveres.

Este chico es quien roba el robo de corazones en una ciudad al norte de México.

 Con su estilo "mirada de changuito de whatsapp tapándose los ojos", ha cautivado a uno de los fieles seguidores y fans de su buen papamio.

El Villi-Villegas  es un buen chaval, guaporro y detallista. Pero no se emocionen, que es un hetero y tiene novia. Ni hablar, no se puede todo en la vida.


Aquí un par de fotos de ese chico especial...







1 dic 2014

El chico que ríe (parte 2)

Sin novedad, los días pasaron.

Yo dejé atrás ese capítulo del chico que ríe, pues al verlo besarse con la JotillaPelirroja, supuse que nada bueno podría haber en mi si me atrevía a explorar ese escenario.
Mi vida continuo y todo estaba en paz.

Semanas después fui de nuevo al antro acompañando a uno de mis amigos, a quien le "ayudé a encontrar el amor" (pero esa es otra histora). Mi amigo tardó un poco en llegar, por lo que yo estaba solo, bebiendo en una esquina y jugueteando con mi celular.

Esa misma noche el destino hizo una jugarreta curiosa, pues mientras yo estaba distraido, llegó al sitio la jotillapelirroja acompañada de el chico que ríe y otros amigos suyos.

Sonreí, "jeje qué curioso" pensé. Nos saludamos y la jotilla me presentó al chico que ríe... "mira, papamio, él es mi novio".  ¡Zaz! Controversia, caos y un dejo de "valiendo ma..."

Nos saludamos cordialmente, me invitó a estar un rato con ellos. Aproveché para sacar información mínima necesaria para conocer más de cerca al chico que ríe, pero fueron momentos breves, mi amigo había llegado.

Me alejé de ellos y me fui a convivir con mi amigo, con el pensamiento de "¿por qué él está con el chico que ríe y yo no?"

Los meses pasaron. No volví a saber del chico que ríe. En alguna ocasión me topé a la jotilla, me comentó que había fracasado la relación entre ellos. "Es que al chico-que-ríe le gusta mucho beber alcohol y yo me valoro más como para andar con alguien que le gusta beber".  No entendí su razón... finalmente se habían conocido en un ambiente de alcoholes y libertades, no veo porqué tendría que ser un gran problema.

Pero bueno, el caso es que ya no estaban juntos, aunque eso no importaba, pues yo no sabía más del chico que ríe y no me sentía en condociones de buscarlo.

Eso fue, hasta que me salió al encuentro.

Ay amigos lectores, que existen herramientas tecnológicas para interacturar con gente cercana con la protección que da el anonimato.

Pues en una de esas herramientas o aplicaciones para teléfonos móviles, me apareció.

Ahí, sonriente, tranquilo, feliz. El chico que ríe. Me emocioné. Quise saludarlo, sonreírle de vuelta, pero algo me lo impedía... ¿qué le podría decir? ¿Hola? ¿Qué onda? No, no papamio así no.

¿Cómo entonces? De la única forma en que papamio sabe... creando caos, discordia e intriga.

Lo saludo y, aprovechando el anonimato, le digo, algo como:

"Nos conocimos en una ocasión. Te vi sonreír y en ese momento, me enamoré. Pensé que eras el chico más hermoso que jamás haya visto, y con solo un instante te llevaste mi noche. Deseo que estés de lo mejor, sonriente y feliz.  Te lo digo yo, tu admirador secreto"

Ay Papamio, que esta vez te pasaste.  A quién se le dice esas cosas, así tan fuertes, misteriosas y profundas (con un dejo de cursilería, claro). Pues se las dije así a mi chico que ríe.

Los minutos pasaron y entonces, respondió... "wow, es el mejor cumplido que me hayan hecho. Gracias :)   te deseo lo mejor también".

Así comenzó la etapa en que Papamio se transformó en un seductor.




27 nov 2014

El chico que ríe (parte 1)

Papamio es un chico muy enamoradizo.

Pero no con todos, oh no. No señor. Sólo con aquellos que tienen "la chispa adecuada" diría P-Rococó. Tal es el caso del chico de la sonrisa bonita... llamémosle "el chico que ríe".

Pues "el chico que ríe" es un muchacho sencillo, como pocos. Es un universitario, interés creativo y artístico; por la mañana trabaja medio tiempo y por la tarde asiste a clases. Toma algunas asesorías, pues aunque le gusta su carrera, reconoce que no es muy bueno en algunas materias.  Tiene un perrito coquetón - casi tan bonito como él - con quien juega seguido. Le gusta correr, ha participado en algunas competencias, no de rapidez, sino de duración. Pero sobretodas las cosas, el chico que ríe es un sujeto sumamente atractivo, de rostro lindo y hermoso; ojo negro y bonito; pelo oscuro, blanco de piel.

Pero su sonrisa... su sonria.  No les mentiré, cuando lo vi, mi mundo se revolvió, se retorció y giró su centro de atención hacia él (cosa que pasa solo cuando hay chicos pispiretos que tienen la magia de enamorarnos).

"¿Y cómo es qué sabes tanto de él, Papamio?" Ah pues muy sencillo, queridos lector.  Pues por el don y habilidad de la seducción y del "acosamiento".

No, no me malinterpreten, que no ha habido faltas al respeto ni actitudes maleducadas, todo ha sido coquetamente calculado.

La historia es la siguiente.

Una noche de copas, su amigo Papamio quiso salir a uno de los bares y antros más joteriles de la ciudad. Se puso de acuerdo con un par de amigos, a quienes les va el rollo. El plan era sencillo, salir "a ver qué".  A ver qué sale, a ver qué se liga, a ver quién coge. Casual, casual.

Ya en el antro, todo como siempre. Música jotera poco novedosa, jotillas locas, jotillos malvibrosos, jotas guapas, jotos sangrones y lesbianas poderosas.  Pero en una de las mesas, un viejo conocido de Papamio estaba ahí.  Ese viejo conocido de muy buen cuerpo (resultado de ser hijo de mami, 6 meses sin trabajo y todo el día en gym)  había sido expareja de uno de los mejores amigos de Papamio. El caso es que esa jotilla - que finge ser activa y masculina, pero no descuida oportunidad para llamarte "rubia" o "pelirroja" - estaba ambientada y me invitó a sentarme un rato con él y sus amigos.

En eso, mientras estaba en su mesa, lo ví.

Caminando cerca de ahí, el chico que ríe, estaba, desde luego, riendo. Por unos segundos, nada más en el mundo importó, todo era él, todo giraba en torno a él y de su sonrisa. Mi corazón latió, mi ansia se desató e incluso sentí cómo mi sonrisa crecía y quería reflejar la alegría que él irradiaba.

El chico que ríe no tiene igual. En ese momento, de haberme visto o haberme hablado, le hubiera dicho que con él se llegaba al absoluto, que con él podía mandar al mismo diablo todo lo que nos rodeaba, si me hubiera pedido lo que fuera, yo se lo hubiera cumplido. Nada me hubiera impedido amarlo de esa vez y para siempre.

Pero no fue así.

El chico que ríe, siguió su camino. Estaba distraido como para poner atención a la mesa que yo compartía. La jotilla de mi lado me sacó del éxtasis contemplativo.

"¡Eh pelirroja! Vamos por otra cheve" y yo, reí. Claro, claro que vamos por otra. Pero por otra vida en donde yo esté con el chico que ríe y no contigo. 

La mesera nos trajo una tina, yo seguí ahí con mi amigo jotilla, pues desde su mesa podía buscar más fácil al chico que ríe, contrario a la mesa que mis otros amigos habían escogido, que estaba en un rincón, pues para ellos, la noche era solo para comadrear, pendejar y beber... mientras que para mi la noche se había convertido en la búsqueda de la felicidad que solo se puede tener si consigues que el sujeto de adoración te note y seas parte de él, de su atención, de su mundo, auqnue sea por unos minutos.

El chico que ríe no estaba a la vista. No supe a dónde se había ido, y con él, el robo de mi corazón. (¿Por que no tomas, el robo que robaste?) Decidí pues regresar con mis amigos, pretendiendo que nada había pasado, que nadie había llegado a mi vida y se había marchado llevándose consigo toda mi alegría.

Noche cómica, noche agusto. Mucha cervecita y mucha vibra buena. Hasta que dije "bueno.... y qué habrá pasado con el chico que ríe... ¿a dónde se habrá metido?"

Ay papamio! que no has aprendido, sabes que la vida es una chica traicionera, una vieja arpia que aveces da alegría y aveces la quita.

Y sí.

Ahí estaba, el chico que ríe besándose con la Jotilla Rubia/Pelirroja.

...

Maldita sea.






24 nov 2014

El chico que danza.


La vida es variedad y diversidad. Uno puede encontrar modos alternativos de pensar, de actuar y de convivir. Todo es muy respetable y valioso, pero uno se topa con que solo ciertos modos son aceptables y agradables.  O sea que como se dice, a cada quien lo que le truje, chencha.

La cosa es que en mi búsqueda de amores y pasiones, un amigo, el “wero rapid” –  así le llamo tras una referencia de borrachera en que se lo describí a un amigo y me dijo “es como el actor porno Johnny Rapid” – me dijo “hay un chico que quizá te guste, es de muy buen corazón y lindo”.
Ahí voy yo, engalanado haciéndome ilusiones e ideas de amor.
Me agregó a la cuenta de Facebook, empezamos a platicar, empecé a ver sus fotografías y a juzgar grupos, gustos y graciosadas. La verdad, el tipo no me latió.
Su gusto principal era la Danza. Pero no lector, no se lo imagine como chico esbelto de movimientos sutiles y artísticos, pues ni el ballet, ni contemporáneo. No. A este muchacho le gustaba la Danza de otra variedad… de la variedad Azteca.

De cara tosca, facciones árabe, piel morena, robusto parecía que el sujeto en cuestión sería un macho activo, que además, baila. Pero ay Papamio! Que no has aprendido que tus ideas son alejadas de la realidad y que no más “nunca jamás nada”.
Hablé con él. Su voz era – a riesgo de quedarme corto – muy delicadida y afeminada. Como de jotillo locuaz que ha visto mejores momentos.
Aún así, aún así dije “quizá es buena onda, quizá me quiera y yo… yo le trate bien”.  
Fuimos por un par de cervezas a un sitio cercano. Mala decisión. El lugar era uno de esos puestos “de litros” que pululan las mujeres en los juevesitos del 2x1. Pero a pesar de ser pequeño, al música es en grande. Canciones y canciones de banda y norteña, con alguna que otra cumbia ocasional, gustos que usted sabe lector, no son del gusto joteril empedernido papamiesco.
  En fin, pues que aunque la plática era difícil al principio, ya con el trago de las cervezas el buen papamio empezó a salir y con él, los buenos tiempos y la alegría desbordada. Sin embargo, el chico que danza tenía otro pensamiento en la cabeza, pues su idea de una cita no era reír, sino demostrar que ya está lsito para amar y quiere hacerlo, y eres tú quien debe dar el sí,  pues él, aunque sin conocerme ya me declaró que era muy hermoso y que “con gusto compartiría mi vida contigo”.
*Beep, beep, ¡alarma!*
Está bien que me guste ser el sujeto del desvelo de los otros, pero así como así declarar el amors, pues no, no es onda.
Menos cuando a la pregunta de “¿qué tal han sido tus relaciones pasadas?” el sujeto no hizo otra cosa ma´s que hablar de sus dos amores pasados y de que  “podré olvidar que me golpeaban, me insultaban y quizá me engañaban, pero ¡ah que bien me cogía!”  Ahí si fue cuando dice, “da fuck?”.  
Así como lo lee. El sujeto me dijo que sí, había golpes, pero le cogían. Sí, había insultos, pero le cogían. Sí, había infidelidad, pero le cogían.  
¿Pues no es esto sino una versión muy perversa de las relaciones humanas? Y aún así, el sujeto me dijo que me amaba. Pues ¡que pinshi miedo!
Está bien que todos nos deleitemos con los placeres del sexo… pero bueno, tanto así como para “reclamarle todo, menos cómo coge”, pues… pues, me he quedado sin palabras.

Además, esto no fue el único improperio, oh no.
Tras escuchar sobre mis talentos, gustos y actividades, el chico que danza no quería quedarse atrás y quería lucir sus habilidades. Y así lo intentó.  “Yo soy un estuche de monerías, mis novios me han querido por lo que se hacer”
¿Pues qué era eso que él sabía hacer? Nada más y nada menos que “lavar, planchar, cocinar… ah y también remendar”. Lo que todo muchacho gay busca… una señora de los 50’s.
 La cita terminó, yo quise huir, íbamos en mi vehículo y no podía dejarlo a su suerte en ese lugar de litros.
Pues lo subo a mi coche, él se hacía con viaje a su casa, hasta que le dije “aquí yo giro a la izquierda… tú casa está a la derecha ¿verdad?”  Así lo entendió y se bajó del auto. Aunque no quería, pues él anhelaba los besitos de la cita, y yo, yo que no le doy nada.Muy de pierna cruzada y de mirada perdida. Me río jaja y le hago descender del coche. Manejé pronto a casa para escapar de la señora, del chico que danza y centrarme en mis videojuegos.
Ya a la media noche suena mi celular. “Ojala tengas una noche linda, bb hermoso”. Era él. ¿Y yo? “jaja si. Bye”.  
Y nada más se dijo desde esa noche.

20 nov 2014

I'm back!

He vuelto.

Así,

Así como las nubes que anuncian el diluvio,

Así como cuando es viernes y el cuerpo lo sabe,

Así como la mueca del masho que adviene el orgasmo,

Así llegué yo, en medio de los caos, de las controversias y la dicharrachería, así llegué una vez más a acutivarlo a usté, joven y empedirno lector.

Visite este blog para enterarse de todas las confesiones, chismes y rumores de su amigo Papamio, un chico especial.