Pues encontrárseme yo en uno de esos cafés esquineros, de los que abundan aquí por la ciudad, esperando a que la buena de “Guadalupe”, acabase su trabajo de medio día, es decir, en las labores de cuenta cuentos. Les contaré cómo fue que la conocí.
No es sorpresa para nadie que yo también haya realizado actividades similares, si bien no en el mismo campo, si en cuanto a las labores artísticas. Ahora bien, esta mujer me llamo la atención no por sus pareceres ni formas, sino por que ella usaba un atuendo parecidísimo al que yo alguna vez utilicé en mis tratadas por el mundo de la artisteada.
Pues que me decidí entrar al susodicho café para ver que platica saldría con ella. Luego de los ya consabidos “hola ¿cómo estas?” y de los “hola que tal” pues que me entero que la mujer es una licenciada en letras y yo me quede de Omg!!
Le busqué plática por aquello que uno hace las cosas que tiene que hacer por que siente el movimiento del cosmos, (si, bien caballero del zodiaco), y dije “mi sexto sentido a huevo tiene que funcionar”.
Sin embargo, ya que nos presentamos y nos conocimos, me hizo la cita para vernos el día de hoy por que quería contarme un proyecto (es decir, una oportunidad de dinerillo adicional para el buen papamio!).
Que llego y está con sus niños, terminando la saludé y pues me cortó rápidamente, así como se corta a un amigo por que lo esperan con insistencia en algo sumamente importante. Y yo me quedé como novia de rancho, vestida y alborotada en la espera que la mujer, que me citó, a que me ofreciera algún tipo de trabajo de asistente de dirección en una producción teatral que tiene. Pero nada, así como me la tope, así se fue, no sin antes contarme que “iba al otro trabajo” y que su día estuvo malo por que “ay los niños”, “ay las madres”, “ay la vida”, mientras yo sólo apretaba y apretaba la servilleta de mi café de 15 pesos.
Mendiga bruja ni el café me pagó.
Ni hablar, mis sentidos no han estado tan alineados al cosmos últimamente.
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