20 ago 2015

"No es difícil enamorarse de una puta" parte 1

El buen papamio es un chico recatado, de buenos modos y buenos tratos. Sin embargo, en ocasiones la hormona se desvive y exige sus alegrías, sus agarrones y exhaltaciones.

Esta es la historia de un amor furtivo, de una caricia rentada y de un tremendo paquetazo de 21 cm de largo. Es la historia de Jean Paul.



Resultose que el Papamio salió con su chico que ríe en busca de aventuras. Estuvimos en Zona Rosa buscando placeres culposos, espectáculo y buenas bebidas. La parada de tradición exigía ir a un lugar donde papamio perdió la inocencia ocular al ver un show de LiveSex, el lugar era El Almacen.

Llegamos al antro/bar con la esperanza de que ya estuviera la locura, Sin embargo, ocurre que de unos meses a la fecha el lugar cambió. Ha dejado de ser ese lugar de pecado, de encuentros señoriales, de ejecutivos adultos maduros que van en busqueda de goce, para ser un lugar de godinez mayores que bailan al ritmo de la jotería katey perry del momento.

Preguntamos por El Almacén, pues ahí en ese sótano era donde las cosas se ponían interesantes, solo para saber que ya lo habían vendido.  No más. El Taller estaba acabado.

Salimos con un dejo de molestia, pero con la esperanza en alto.

Nuestra siguiente parada, en lo que decidíamos si ir o no a "Tom's Leather", llegamos a "Nichos", un antro especial para Osos, Gordos, Cazadores y Diversos que tiene la bondad de ser personas libres, má sabiertas que las jotillas apretadas de cualquier otro lugar "poser".

Efectivamente, nos trataron bien y la cerveza y música estuvieron coquetas. Pero Papamio quería más. No le bastaba ver uno que otro oso sin playera, queríamos perversión, queríamos algo que nos sorprendiera.

Tras una vista rápida a los celulares, al preguntar y al movernos, parecía que todo se iba a acabar. Ya no existían lugares así en la Ciudad de México. Había uno llamado "La Casita", iríamos, pero más tarde ya que aparentemente las perversiones ocurrían hasta muy en la madrugada.

Así fue como tras deambular en zona rosa llegamos a un sitio.

Su nombre BB. Hace algunos años Papamio lo había visitado con su joteril amigo "la twinka". Era un antro interesante, con 3 pistillas de baile y muchachos sin playera. Pensé que podría ser una buena decisión para entrar.

Un sujeto de acento argentino, rubios cabellos, cuerpo duro y sonrisa interesada nos abordó. Nos invitó a conocer el sitio. 

Mencionó que el lugar había cambiado, no era lo mismo que hace un año. "Les gustará" dijo él.  Nos gustó.

Entrando, tras cubrir el cover y revisión de ley,  dos hombres musculosos, con unos pantalones jeans apretados apretados, nos dieron la bienvenida.

Era un pasillo largo, estrecho con una inclinación hacia abajo. Al fondo era un escenario con un sujeto musculoso que se despojaba de las ropas al lado de un dj que nadie percibía.

Además de los clientes, existían unos 10 hombres guapos, ejercitados, de buen ver y de miradas coquetas... cada uno más guapo que el anterior. Para toods gustos, desde la twinkilla pasiva hasta el macho soldado mexicano. No pasaron ni unos 5 minutos en los que uno de ellos se me acercó. "Hola papi, qué pasa?" 

Era un sujeto hermoso. Musculoso y viril, de anchas espaldas y unos brazos que te hacían gritar "dame un putazo y tratame como perra". Quedé fascinado y me derretí.

Me dijo que él estaba "para lo que necesitara" que me divirtiera y que en un momento más vendría conmigo.

El chico que ríe notó mi risa de colegiala, pero no podía reclamara nada, a él también lo habían abordado.

Noté quién se le acercó, y desde ahí, cual esteta empedernido y frase de Paolo y Francesca en la divina comedia "desde ese momento, mis ojos no leyeron más".

Ahí estaba... Jean Paul, el sujeto de ensueño que me haría la noche.

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